la maquina de escribir estaba en llamas, el mundo se colapsaba y el escritor desahogaba sus penas en un vaso de licor.
Esta es la vida del sujeto que pidió a dios nunca creer en el, es la historia de un alma que se vendió por la literatura y las piernas suaves de una mujer sin corazón.... es la historia de un ser que nunca existió.
Este es lo ultimo que escribió en su diario:
Dios, nunca he creído en ti, pero si me escuchas y si es que existes, por favor, quita de mi esta maldita carga que se llama amor, controla mi mano y hazme escribir mi gran ultima obra.
Hay tantas historias que aun no se escriben, tantas ideas que se deben de crear y yo sigo postrado a esta maldita silla y mi mano a este vaso que nunca se vacia.
Hoy necesito una ayuda, la mínima que me puedas ofrecer, si el sentir te hace tan desdichado, hazme un insensible. No hay peor cura para el amor que el no haberlo tenido nunca.
He buscado tantas opciones, tantos refugios, que hoy, tu, el todopoderoso creador de mi miseria, espero escuches esta suplica. no hay peor capricho que el que nos es concedido.
estas calles frías con olor a podredumbre, estos días son tan pesados.
hoy la he visto, se veía tan hermosa, mas que le día que nos vimos por ultima vez. no creo tener palabras para describir lo desdichado que me sentí por tener tantas ganas de correr y abrazarla, de tirarme a sus pies e implorar perdón, mas no hay perdón que mi alma pueda recibir, ame sin medida, pedí sin delicadeza y recibí sin gratitud, anhele el cielo sin siquiera disfrutar del infierno